viernes, 4 de febrero de 2011

Gran compañia, pequeño gran fallo

Hasta los más grandes tienen errores. Dejando de lado el famoso antennagate que supuso un duro mazazo para el esperado lanzamiento del iPhone 4, la compañia de la manzana no deja de sorprendernos con repentinos fallos garrafales que, para bien o para mal, hacen que Apple esté en la primera plana de los medios de comunicación.

Me refiero al error de software ocurrido el pasado 1 de noviembre y el día de Año Nuevo que afectó a las alarmas de despertador del teléfono. Para el que no sepa a que me refiero, le pongo en antecedentes: con el cambio de horario de invierno un gran porcentaje de la población mundial somos llamados a retrasar nuestros relojes una hora (con su consecuente dudosa efectividad desde mi punto de vista). Todos aquellos que tenemos un bonito y caro iPhone 4 nos acostamos contentos ya que el teléfono inteligente hace la operación por si mismo. Pero... ¡Sorpresa! A la mañana siguiente la alarma del despertador no sonó a su hora, sino una hora más tarde. Al parecer este fallo de software afectaba sólo a las alarmas con una periodicidad fija, no aquellas que son fijadas para una sola vez. Apple sufrió multitud de criticas casi al instante, ya que los servidores de las redes sociales ardían literalmente con la cantidad de comentarios de usuarios afectados. Pero inexplicablemente, la compañía no dio una solución inmediata, sino que recomendó a los usuarios descargar una aplicación con función despertador de terceros y los emplazó a esperar unos 15 días para solucionar el bug de las alarmas con una actualización de software del sistema operativo. Cuál fue la sorpresa cuando el día de año nuevo volvió a suceder lo mismo que hacía dos meses. Esta vez, Apple salió al paso con un comunicado de prensa en el que aseguraba que el ya conocido problema se solucionaría por si mismo pasados tres días


He de reconocer que para los Apple-fan este tipo de incidentes nos suenan hasta graciosos. Pero en realidad, errores como estos minan la imagen de perfección de una marca que parece cuidar su "cara al público" más que a sus propios clientes.

Steve, ¡pon el hora tu reloj si no quieres llegar tarde al reparto de la cuota de mercado por errores como estos! 

DGG

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